jueves, 3 de septiembre de 2015

Lola Roca LXXXV

A Lola Roca se le meten muchas cosas entre ceja y ceja, por eso, suele tener siempre el ceño fruncido.

Se define como perseverante porque se sabe cabezona.

Es de las personas que te mira y te traspasa, cuesta mantenerle la mirada porque tú puedes estar contándole lo que sea que ella estará adivinando la razón de tus ojeras.

Si saber escudriñar por la mirada fuese un trabajo Lola Roca sería tribunal en las todas las oposiciones.

Lola Roca no te juzga, ya sabe la verdad antes de llegar a ningún veredicto. Puede ser debido a eso, a que lo sabe todo de un vistazo, que se aburre con facilidad en las reuniones sociales.

Lola Roca vivía en la búsqueda imparable de un corazón que no sintiera por mucho que vieran sus ojos. Se equivocaba, se dio cuenta en un abrir y cerrar de ojos.

Cansada de intentar darle la vuelta a ese refrán, viendo y sintiéndolo todo, Lola Roca intenta cambiar su perspectiva.

Se le hinchan los tobillos si pasa muchas horas de pie pero a sus casi cuarenta años aprendió a hacer el pino.

Ella, que sonríe, e incluso canta por los ojos, observa su vida patas arriba, por fin, soltando lastre y no haciendo lo que no quiere hacer.

Lola Roca entorna los ojos y va subiendo de nivel, mirando, viendo y observando todo su sentir.









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