jueves, 30 de enero de 2014

Lola Roca XXV

A Lola Roca le gusta tumbarse en una esterilla que no es suya.

A la vez se sabe culpable.

Culpable de tanta indecisión, de tanto jugar botando con dos manos la pelota, eso sabe de sobra que es falta.

Se enfrenta, en este partido, contra el rival más fuerte: su incapacidad para tomar decisiones.

Lola Roca siente, muy a menudo, que la vida no está hecha para ella.

Nota con mucha asiduidad que su mente va mucho más deprisa que el mundo.

Lola Roca piensa demasiado aunque no hace todo lo que debería.

Le echa la culpa a esa asincronía con el ritmo de la humanidad.

Se ha cruzado en su camino alguien que la desestabiliza tanto que empieza a zozobrar.

Lola Roca titubea, ve como esa persona se le convierte en la única boya flotante donde se estaba dejando naufragar.

Sin embargo, Lola Roca sabe que tiene que tomar conciencia de que el seguir, a flote o no, depende sólo de ella misma.

Eso le abruma, se siente bloqueada aunque sabe que la pelota está en su tejado.

Lola Roca tiene que tirar sola ese tiro libre, es responsabilidad suya.

Lola Roca tiene miedo, ese miedo al cambio...

Sabe que no hacer nada significa seguir tragando agua salada.

Lola Roca piensa en huir de ese torbellino que nota por dentro, pero no puede despegarse de esa esterilla.

Se queda quieta, se regodeada en sus dolores, y gira la pelota entre sus manos.
 

Pokhara, Nepal, Junio 2013

domingo, 26 de enero de 2014

Lola Roca XXIV

Lola Roca empezó a raparse la melena por las sienes.

Lola Roca de mirada critica y hoyuelos al sonreír.

Se sabe afortunada.

Lola Roca también sabe que compartir cama es sincronizar el alma. Por eso, tiene esa sabiduría tan de abuela . Puro amor nutricio aún la arropa algunas noches.

Lola Roca se ha criado entre mujeres fuertes, ha mamado feminismo de ese de tirar del carro, cueste lo que cueste, cuesta arriba o cuesta abajo.

Lola Roca está estudiando, sigue nutriendo esa curiosidad suya por entenderlo todo.

Sube y baja ya sus propias cuestas con su familia tatuada, siempre, a flor de piel.

Sueña todavía con esas cuatro paredes, de sus primeros pasos, donde jamás podrá volver.

Sin embargo y además, sueña también Lola Roca con becas milagrosas, que la lleven a otros cielos.
Esta contradicción se le suele atragantar.

Entonces, tiene que llorar durante mucho rato para poder volver tragar y respirar con tranquilidad. Nada grave, ella es más sujeto pasiva y paciente de la ansiedad.

Lola Roca es una luchadora soñadora con los pies en la tierra... aunque dude que tierra quiere pisar.

Playa de la Malagueta, Málaga, España, Invierno 2013.

 
Te quiero pequeña gran compañera de caminos y cuestas.
 

viernes, 17 de enero de 2014

Lola Roca XXIII



Lola Roca se debate entre el bien y el mal. 
Decisiones a todas horas, a cada instante, con cada respiración: izquierda o derecha, abrochado o abierto, arriba o abajo, abrir o cerrar, correr o esperar,…
Intenta descifrar mensajes contradictorios continuamente. 
Es tan sólo el principio de lo que la vida le depara en este despertar hormonal que Lola Roca está experimentando.
                Lola Roca tiene 11 años y una curiosidad pasmosa que plasma en todo lo que hace. ¿Cómo no? Tiene el mundo por investigar.
Lola Roca vive con su familia… a veces ejemplos de lo que no quiere ser de mayor. 
Alguna noche Lola Roca se duerme entre gritos que retumban su somier. Otras noches se duerme sin saber dónde está su madre, sospechando que al día siguiente será otro domingo de ojeras y  resaca materna.
Lola Roca tiene dos mamás, la biológica juerguista madre precoz, ya treintañera, y la abuela-mamá. Las dos mamás de Lola Roca discuten mucho.
También convive con un hijo de la abuela, que también discute con su mamá biológica pero que a Lola Roca no le ha hecho mucho caso nunca.
La cuarta figura adulta de Lola Roca es el hombre de sus ojos, si Electra levantara la cabeza sin duda se haría amiga de Lola Roca, su padre-abuelo abuelo-padre, el que más le da e inculca fe en la humanidad y alimenta su curiosidad.
Lola Roca con el mundo indescifrable tras su ventana se frota los ojos y sube la persiana a su pubertad.
Málaga, la Bella, día nublado, Enero 2014

miércoles, 8 de enero de 2014

Lola Roca XXII



Lola Roca es demasiado inteligente para ese Madrid de extrarradio, de recortes y atascos que le ha tocado vivir. Por eso, somatiza tanta precariedad y frustración a través de un colon irritable y romanticismo por un mundo mejor.
Lola Roca, mujer de becas excelencia y matriculas de honor, se ve abocada al tumulto de la hora punta. 
Lola Roca está imbuida en esa clase media ultrajada por el contrato basura. 
Los retortijones de sus entrañas son cada una de las injusticias sociolaborales que tiene que esquivar para no perder la Renfe. 
A media jornada y mordiéndose la lengua, le toca trabajar.
Lola Roca sería otra más en la fuga de cerebros si alguna vez consiguiese juntar en una hucha toda la salud que le falta en monedas.
Lola Roca, puro nervio. 
Lola Roca harta de paciencia.
Lola Roca enciende un cigarro esta vez sin la falsa promesa en mente de dejarlo.
Ha aceptado sus cicatrices y sus cambios de talla con toda la entereza que brota del no tener alternativa.
Pese a todo y pese lo que pese, su enfermedad mediante, Lola Roca sonríe porque mientras tenga ideas se sabe poderosa.
Lola Roca, aunque a veces llega a dudar de ello, sabe que está llamada a hacer algo grande, sólo tiene que seguir.
Lola Roca sabe que quien calla otorga, y que, el inmovilismo ante situaciones injustas es lo totalmente opuesto a lo que la hace palpitar por dentro.
Albarreal de Tajo, Toledo, España, diciembre 2013

No me cabe duda, no hay distancia(s). 
A mi Lola Roca eterna compañera, ¡a por ellxs que son pocxs y cobardes! 
Gracias por estarme y sentirme siempre ahí. Lots of love.

wanisgunisbusesgüinisseins!!!