sábado, 28 de diciembre de 2013

Lola Roca XXI


Lola Roca mide un metro cincuenta, es una mujer pequeña de energía desbordante.

Lola Roca tiene mucho pecho y personalidad.

Lola Roca posee ese gran arte de saber hacerse la tonta, síntoma de su gran inteligencia.

Las plataformas se han convertido en tan suyas que nadie está acostumbrado a su altura real, casi ni ella misma.

Siempre ha sido muy "echá pá lante", por eso a nadie le sorprendió que decidiera irse, ni que le vaya tan bien, ni que siga consiguiendo todo lo que se propone.
Lola Roca al emigrar se enfrentó a todos sus fantasmas, a cada uno de sus temores, paso a paso, levantando sus plataformones, intentando no perder el equilibrio... hasta que se encontró fuerte y estable, sin mas tambaleos, encontró su sitio.
Lola Roca sonríe desde arriba, arriba el Norte, su Norte, su altura y su latitud.
Ella, con su raya y su sonrisa eternas pintadas siempre en la cara.
Lola Roca aprende inglés, a beber pintas calientes y desaprende lo que le haga falta.
Algo parecido al orgullo empieza a brotar entre toda la incomprensión que le tenía su familia plantada en la almohada.
Está satisfecha, lejos y contenta, Lola Roca pisó ya todos los peros, avanza sin excusas que valgan.

Lola Roca está donde quiere, puede y sabe estar.

Y además, sonriendo.



A mi Lola Roca irlandesa, lots of love!




Bakthapur, Nepal, Junio2013

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Lola Roca XX

Lola Roca se provocó su chepa cuando empezaron a salirle las tetas. 
De niña tímida a adolescente acomplejada fue todo un abrir y cerrar de ojos. 
No se permitía andar erguida.
Así, Lola Roca se fue colgando del cuello de cada tipo que quiso besarla hasta que de tanto arrugarse no cabía en su alma ningún desgaste más.
Lola Roca llegó casi a la cuarentena tropezón tras tropezón y siempre mirando al suelo.
Entonces ocurrió, Lola Roca se aferró a si misma, se tocó, se olió, se afirmó en sus pasos, en definitiva: se reconoció.
Hoy Lola Roca acaricia a esa prepuber llorona e insegura que fue, y a veces siguen llorando juntas pero estira la espalda todos los días, camina recta y orgullosa, es de esas que se cuida, de esas que corren con lobas, de las que aúllan a la Luna Roja.
Lola Roca ya no huye de si misma porque se permite quererse, no es el camino fácil pero es diosa luchadora y sólo puede “tirar pa’lante”.
A una Lola Roca de amor y Tierra, gracias por caminar a mi lado.  
Te quiero Amiga.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Lola Roca XIX



Lola Roca se lava los dientes siempre antes de salir de casa.
“A veces para continuar hay que empezar de nuevo” ha dejado escrito este fin de semana en un cristal. Eso es lo que está haciendo, Lola Roca está empezando a continuar. Se dio cuenta de que sus labios estaban hechos para sonreír  y no para pedir perdón.
Lola Roca no quiere hacer más viajes con aves rapaces en los brazos, ahora comparte el coche con amigas. 
Lola Roca no quiere cargarse más con pesos impuestos, ni compartir habitación con halcones. Lola Roca ha decidió invocar a “La Hada Basta”*.
Lola Roca tiene que sacudirse todos los rapapolvos que se le fueron cayendo encima entre plumas y aislamiento.
Lola Roca escribe en letras de colores mirando, por fin, su reflejo en todos los cristales.
Hace todo esto no sin nudos en el estómago y meando cada diez minutos, pero Lola Roca está empezando a sentir ese orgullo que se siente cuando se sabe que estás haciendo las cosas bien.
Lola Roca llora y sonríe.
Verdades verdaderas aletean a su alrededor, frases fulminantes, fotos de portada, aquelarres de brujas, reuniones de sabias, empoderamiento femenino, todo estaba ahí ya, esperándola:
“-¡Qué duro es esto de tener las cosas claras!
-Peor es no tenerlas”
Lola Roca está a por sus imperativos categóricos. 

Con especial amor y admiración a esta Lola Roca princesa y valiente, ¡adelante es el camino! Lots of love.

*Del cuento “La Cenicienta que no quería comer perdices”cuento interpretado a LSE





lunes, 2 de diciembre de 2013

Lola Roca XVIII



Lola Roca abre los ojos, se siente en un cuerpo que no es el suyo. Todo le pesa una millonésima parte más de lo que recordaba antes de desmayarse en la cama. La boca le sabe a cloaca.
Lola Roca tiene dos hijas e un hijo, un exmarido cabrón, una cartilla de desempleo muy larga y una del banco muy tísica. La economía sumergida en el cubo con lejía es su enclenque pilar de economía doméstica.
 Lola Roca tiene, también, muchos palos en el cuerpo, muchas copas en el hígado, muchos problemas en el cerebro y muchas penas en el corazón.
Lola Roca siente una resaca como un caballo salvaje que galopa por todas sus entrañas. Se encuentra en ese círculo vicioso de no levantar cabeza porque no suelta la botella y no soltar la botella porque no levanta cabeza. Lo ha intentado en Alcohólicos Anónimos pero en el barrio sus cogorzas son demasiado famosas. Todas las mañanas que se despierta así se odia un poco más a sí misma, los remordimientos por ser mala madre se le agolpan debajo de las costillas y vomita vodka barato como parte de ese calvario que se tiene autoimpuesto Lola Roca.
Su madre aparece de ángel salvadora en esa extraña cotidianeidad que han adoptado. Los días que puede ir a la puerta del colegio a recoger a sus hijos le hacen mucho bien, como el sol de invierno a los bebés. Lola Roca se siente orgullosa de lo fuertes que son sus criaturas y sabe que no habrá resaca lo salvajemente vasta que le haga abandonar su sacrificio de sacarles adelante.
A todas las mamás y abuelas coraje que venían a buscarnos a la puerta del cole, mujeres luchadoras de mi barrio, gracias.

martes, 26 de noviembre de 2013

Lola Roca XVII



Lola Roca doblaba bien la servilleta y cruzaba por los pasos de cebra ya desde pequeña. Ella solía hacer siempre lo correcto, por eso, la primera vez le pilló tan de sorpresa ese sopapo. El resto veces siguientes llegó incluso a barruntárselos.
Lola Roca en su cuerpo tiene cicatrices tan espeluznantes que no sería capaz de desnudarse jamás delante de otro hombre que no llevase bata blanca.
A Lola Roca la han dejado ya marcada a fuego, a puñetazo,  a tirón de pelo, a insultos, a camisetas de tirantes rotas y a humillación.
Lola Roca estuvo todo el tiempo que pudo negándose el echar a andar y dejarle atrás. Pero lo hizo, proclamó un “se acabó” a los cuatro vientos.
Tras puntos de encuentro, sesiones de psicóloga, órdenes de alejamiento, olor a uniforme, cuartelillos, coches patrulla…Hoy Lola Roca descansa en paz.

A la memoria de la asesinada en Torrelaguna (sierra de Madrid) por violencia machista, en total repulsa hacia este y todos los crímenes del Femicidio patriarcal.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Lola Roca XVI



Lola Roca va a estrenar lavadora, una vez más, pero su colada es diferente.
Nada de programas cortos, esta vez va ir paso a paso, Lola Roca va a hacer todo el proceso, de prelavado a vaciado, va a permitirse no acelerar, va a permitirse realizar sus propios tiempos.
Lola Roca no quiere más prendas desteñidas en su colada.
Se dispone a poner una lavadora con blanco nuclear.
Su cabeza centrifuga porque, por fin, se reconoce que entre el detergente y el suavizante se secó su amor.
Todos los calcetines se volvieron desparejos a la hora de tender…mal augurio.
Lola Roca quiere controlar sus propias prendas, sin culpabilizarse, sin auto-reproches, eligiendo su programa.
El último empujón que recibió hizo finalizar su letargo. Con la última avería selló una relación de dependencia alienante y paranoica de la que sólo ha aprendido a separar prendas.
Ahora Lola Roca es consciente de que se quiere más a sí misma, con sus fases de centrifugado y prelavado, con todas sus etapas y versiones de enjabonado y aclarado.
Se quiere a ciclos de lavado completos, nadie más va a hacer que vuelva a saltarse las instrucciones de ningún electrodoméstico.


 http://www.youtube.com/watch?v=br1greLZ0qk

viernes, 8 de noviembre de 2013

Lola Roca XV



Hasta entonces lo de Ley de Dependencia le sonaba a algo relacionado con el plan Ibarretxe. 

Lola Roca andaba por la vida de puntillas hasta que se vio obligada a arrastrar un pie, sólo un pie, es lo que tienen las hemiplejias…que te dejan a la mitad incluso para caminar. 

Fue toda una toma de tierra para Lola Roca.

De ese fallo cardiovascular su cuerpo no se ha recuperado del todo. Lola Roca es tan consciente de que eso no va a pasar jamás, que a veces, le da la risa floja, y se mea, y a la vez, rompe a llorar.
Lola Roca asume suyo ese traspiés de pasos lánguidos y sudorosos, que la llevan de un extremo a otro del pasillo. 

Lola Roca acepta y, también, medita sobre otra de las cosas que te quita una hemiplejia: la posibilidad de vivir en un cuarto sin ascensor, eso sí, la hipoteca no te la divide entre dos, ni te adapta el portal. Pero Lola Roca se sabe con suerte, con resignación y gratitud aceptó el hogar maternal.

Volver a necesitar cuidados, ahora lo de la dependencia le encaja en su media cabeza, aún operativa. Lola Roca de humor negro bromea constantemente sobre mitades.

Lola Roca lo que es vestirse, se sigue vistiendo sola, tarda 43 minutos de calcetines a diadema los días que está más ágil. Las duchas son otro cantar.

Lola Roca se reconcome por dejar de ver barreras en  todas las juntas de las baldosas mal puestas. 

Lola Roca sale con tiempo de casa, arrastra el pie y esa obsesión por la puntualidad tan suya. Hoy tiene cosas que hacer  y no quiere que los escalones que pueda encontrarse en el camino la hagan llegar tarde.