viernes, 8 de noviembre de 2013

Lola Roca XV



Hasta entonces lo de Ley de Dependencia le sonaba a algo relacionado con el plan Ibarretxe. 

Lola Roca andaba por la vida de puntillas hasta que se vio obligada a arrastrar un pie, sólo un pie, es lo que tienen las hemiplejias…que te dejan a la mitad incluso para caminar. 

Fue toda una toma de tierra para Lola Roca.

De ese fallo cardiovascular su cuerpo no se ha recuperado del todo. Lola Roca es tan consciente de que eso no va a pasar jamás, que a veces, le da la risa floja, y se mea, y a la vez, rompe a llorar.
Lola Roca asume suyo ese traspiés de pasos lánguidos y sudorosos, que la llevan de un extremo a otro del pasillo. 

Lola Roca acepta y, también, medita sobre otra de las cosas que te quita una hemiplejia: la posibilidad de vivir en un cuarto sin ascensor, eso sí, la hipoteca no te la divide entre dos, ni te adapta el portal. Pero Lola Roca se sabe con suerte, con resignación y gratitud aceptó el hogar maternal.

Volver a necesitar cuidados, ahora lo de la dependencia le encaja en su media cabeza, aún operativa. Lola Roca de humor negro bromea constantemente sobre mitades.

Lola Roca lo que es vestirse, se sigue vistiendo sola, tarda 43 minutos de calcetines a diadema los días que está más ágil. Las duchas son otro cantar.

Lola Roca se reconcome por dejar de ver barreras en  todas las juntas de las baldosas mal puestas. 

Lola Roca sale con tiempo de casa, arrastra el pie y esa obsesión por la puntualidad tan suya. Hoy tiene cosas que hacer  y no quiere que los escalones que pueda encontrarse en el camino la hagan llegar tarde.

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