Lola Roca acaba de colgar el teléfono y respira tranquila.
Colgar es un acto simbólico muy fuerte de desvinculación, todo es pura
intención.
Desde hace mucho
siente que esa no es su causa, ni esa su verdadera familia, ni esa su manera de
vivir la vida.
Lola Roca eligió el
camino de las valientes.
Lola Roca es de las
que eligió no vivir rodeada de mentiras, ni con miedos a las coacciones, ni con
miedos a los que dirán porque ella es de las que dice, hace y piensa por sí
sola.
Lola Roca es la mujer de su vida, la feminista rebelde oveja
negra en ese rebaño de doble moral donde le tocó crecer.
El no encajar ahí, ahora, la hace más fuerte, la
perspectiva, el madurar, el responsabilizarse, adquirir mucha ética renegando
de esa religión…salió del redil para no volver.
Lola Roca sabe demasiadas cosas como para deshacer su camino
hacia delante.
Lola Roca es una cabra montesa, no una oveja.
A su alrededor gatos,
música reggae y sonido lejano de un taladro.
Lola Roca tiene mucho calor y siente mucho calor. También
siente a sus hermanas, porque el amor es universal, el universo provee y el
amor las une.
La sororidad hace más firmes sus saltos de cabra loca.
Lola Roca se tiró al
monte, se acaba de enamorar.
Palma Palmilla Málaga Mayo 2015, fotografía de Claudio J. Andrada. |
cabras montesas
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