jueves, 11 de junio de 2015

Lola Roca LXXXI

Lola Roca hace años que dejó de preguntarse a qué huelen las nubes.
Descubrió que si el cielo huele es que hay tormenta o llueve. Lola Roca desechó cualquier intento de asemejar su fluido vaginal al olor etéreo.
Lola Roca sangra, gime y aúlla a la luna roja, verde, azul, naranja y amarilla.
Tiene tantos matices como colores para pintarse, Lola Roca es cambiante, además, sufre en exceso los desdenes de la gente.
Lola Roca padece de incomprensión ajena aunque está aprendiendo a curarse.
Personas que la rodean están ayudando a que esta vacuna social le haga mejor efecto.
A Lola Roca le regalan entradas para rencontrarse con promesas por cumplir, para recordarse a si misma que tiene pendiente ese curso de baile para aprender claqué,...
Lola Roca se sienta harta y se levanta con los pies menos hinchados para seguir danzando.
Lola Roca se siente pesada y se aligera con el reconocimiento mutuo y con las medias de contención emocional.
Le declaró la guerra a los anuncios de compresas y a las varices por herencia familiar abrazándose a la copa de luna y al dejar de fumar.
Lola Roca subsana sus ovarios recibiendo caricias, reiki y mucho amor.
Amor guerrero.
Amor desde la revolución amada del descontento social y desde el querer cambiar lo que aún siendo legal no es justo.
Lola Roca anticapitalista, animalista y antipatriarcal.
Sigue aprendiendo para avanzar.
Foto de Kike López, Senegal, junio 2015.




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