Lola Roca hace años que dejó de
preguntarse a qué huelen las nubes.
Descubrió que si el cielo huele es
que hay tormenta o llueve. Lola Roca desechó cualquier intento de asemejar su
fluido vaginal al olor etéreo.
Lola Roca sangra, gime y aúlla a la
luna roja, verde, azul, naranja y amarilla.
Tiene tantos matices como colores
para pintarse, Lola Roca es cambiante, además, sufre en exceso los desdenes de
la gente.
Lola Roca padece de incomprensión
ajena aunque está aprendiendo a curarse.
Personas que la rodean están
ayudando a que esta vacuna social le haga mejor efecto.
A Lola Roca le regalan entradas
para rencontrarse con promesas por cumplir, para recordarse a si misma que
tiene pendiente ese curso de baile para aprender claqué,...
Lola Roca se sienta harta y se levanta
con los pies menos hinchados para seguir danzando.
Lola Roca se siente pesada y se
aligera con el reconocimiento mutuo y con las medias de contención emocional.
Le declaró la guerra a los anuncios
de compresas y a las varices por herencia familiar abrazándose a la copa de
luna y al dejar de fumar.
Lola Roca subsana sus ovarios recibiendo
caricias, reiki y mucho amor.
Amor guerrero.
Amor desde la revolución amada del
descontento social y desde el querer cambiar lo que aún siendo legal no es
justo.
Lola Roca anticapitalista,
animalista y antipatriarcal.
Sigue aprendiendo para avanzar.Foto de Kike López, Senegal, junio 2015. |
Óle la LOLA!
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