martes, 3 de marzo de 2015

Lola Roca LXXI


A Lola Roca le cuesta comprender que algunas cosas floten y que ella ya no quiera dormir a su lado.
Lola Roca no le confesará a nadie que se emociona con esa canción tan triste de Chayanne, ni que aún la quiere y piensa en ella. Porque son asuntos propios, como sus días de libre disposición.
Lola Roca se ha dado cuenta de que son muchas pintando espirales.
Ella, tan paya, tan bollera y tan atea que a veces baila sevillanas, reza y mira paquetes sin despeinarse.
Lola Roca no duda un ápice de su propia identidad.
Lola Roca a veces se depila y otras no.
Una de sus máximas es no minimizarse.
Lola Roca perdió su acento natal. Algunas noches, se duerme cuneándose al son de nanas en aquel bable.
También perdió ese amor que se le fue y esa carta que tenía pendiente de enviar.
Lola Roca se sorprende reviviendo aquel otoño de paseos cogida de esa mano. La misma mano que se le escapó.
A Lola Roca aprender a pedir perdón le costó años. Sin embargo, el por favor y el gracias le sale desde niña.
Pasea sola, sintiéndolo y sitiándose.
Río Verde, Chile,Ruta del Fin del Mundo, diciembre2014.

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