viernes, 27 de marzo de 2015

Lola Roca LXXIII

A Lola Roca le da miedo el aburrimiento, esa necesidad suya de continuos estímulos externos, se plantea, que pueda deberse a su alto coeficiente intelectual, aunque sume con los dedos.
Quizá, Lola Roca, duerma demasiado, abuse del dulce y suelte mentiras piadosas de esas que no se cree nadie, pero siempre sabe conseguir una sonrisa por respuesta.
A Lola Roca le cuesta mantenerse firme con lo de dejar de fumar y suele ir aplazándolo hasta después del siguiente festival.
Lola Roca, igual que en las curvas de Somosierra, se marea con la injusticia y sufre nauseas de ansiedad.
Alguna cena que otra acaba water abajo. El agua limpia de la cisterna arrastra sus excesos.
Lola Roca tiene un miedo que no confiesa a nadie, pero todo el mundo lo sabe.
El tema de su bulimia es como lo de sus mentiras piadosas, nadie va a delatarla.
Después de vomitar, se suena los mocos, se peina y vuelve a ese como si nada que a Lola Roca le sale tan bien.
Lola Roca huye con la corriente, sin saber muy bien de quién, pero se escapa. Siente que más que alivio es necesidad.
Lola Roca es de las que se van sin despedirse, de las que dejan el bote destapado y de las que no hacen la cama.
Lola Roca es casi tan rápida para bajarse las bragas como para ponérselas.
Huye, Lola Roca, huye.
Huye tal vez de sí misma, porque sus miedos suelen acecharla en cuanto baja guardia, por eso no se relaja, no se deja enamorar.
Lola Roca no repite ni postre, ni amante, ni lugar de vacaciones.
Lola Roca evita las curvas, las cuestas y los rosarios.

Lola Roca es una cabeza quebrada que evita quebraderos de cabeza.
Río Guadalmedina,Málaga la Bella, febrero 2015.


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