miércoles, 15 de octubre de 2014

Lola Roca LVII

Lola Roca lee por su barrio frases de alto calibre “Exigimos decadencia sin aburrimiento”, sintetiza lo que está buscando.
Lola Roca sabe que en la fantasía todo cabe, ahí se tira de cabeza.
Lola Roca se evade, se resguarda, para permitirse sentirse sin cotana, sin cota y sin límite alguno. Fantásticamente protegida, protegidamente fantástica.
Lola Roca ha descubierto a Virginia Woolf y ahora lee “Las olas” en la playa. Aunque a su libro se le comieran las tapas, ella siempre es de leer los interiores más que las cubiertas.
Ella escribe por necesidad, por acto narcisista de desparramarse sobre el papel. De la literatura ha hecho su alter ego y su placebo sanador.
Lola Roca está enganchada al agua salada y a las emociones fuertes, el caso es siempre estar mojada, o intentarlo.
Lola Roca no cree en la monogamia porque ella está enamorada de mucho y ama mucho el lugar donde ahora vive, el sexo sin compromiso, las relaciones libres, el comer bien...
Lola Roca está enganchada a forjar su día a día en el arte del buen vivir, como los arciprestes o Schopenhauer. Ardua tarea, tiene duelos latentes aún por terminar, por eso a veces en su imaginación sólo se llora.
Lola Roca creció y ya no busca ser entendida por todo el mundo. Ha empezado a declararse abiertamente como feminista radical. Son pocas las personas que saben el significado etimológico de radical, que viene de raíz, de autenticidad, de base; y menos aún las personas que se preocupan por entender nada de movimientos ético-políticos rodeadas de tanto opio mediático, así que Lola Roca borró sus canales televisivos y esparció más libros y métodos anticonceptivos por su casa. Al por fin posicionarse, se sintió aliviada y se sentó.

Son muchas las herramientas que Lola Roca tiene para protegerse, aún así, se siguen cayendo edificios a su alrededor y no podrá abandonar del todo la tragedia, pero eso hace su oleaje vital más interesante. 
Anfiteatro de Marinaleda, Sevilla, España, Abril 2014.

1 comentario: