miércoles, 8 de octubre de 2014

Lola Roca LVI

Lola Roca se precipita a pozos oscuros durante sus crisis más agudas.

Lola Roca piensa en ideogramas que no puede explicar en palabras, síntoma agudo de algo que no encaja. Ella es consciente, inconsciente y preconsciente, todo a la vez.

Lola Roca trae canciones a su mente como ideas recurrentes cuando la ansiedad se le desborda en taquicardia. “Duelo de gigantes convierte el aire en gas natural” tararea para sí misma y se vislumbra en su propia cámara de gas.

Lola Roca busca ventilarse a pleno pulmón pero la ventana de su habitación sólo se abre hacia dentro.

Lola Roca encuentra la calma sólo sola al masturbarse.

Lola Roca se vomita una vez más estampándose el pijama verde.

Lola Roca tras otra noche de mal dormir vive el día dentro de su nebulosa, pide la paz necesaria para divagar arrastrando los pies un día más pasillo arriba, pasillo abajo.

Le llega más consuelo efímero en forma de anti-psicóticos y Transiliums, sube la bruma y ella se deja caer hacia atrás.

Lola Roca en su mente busca otra canción que la ayude a sumergirse unos cuantos metros más en su colchón.

Lola Roca vive en su propia cotidianidad de fármacos, sábanas asépticas y estribillos de bandas sonoras.

La postración es una posición ante la vida, como otra cualquiera, con la que quieren restablecer su salud mental.

Lola Roca siente el algodón con el que han forrado su cuerpo cuando se baja la dosis, lo justo como para poder llorar a ratos.

Montes de Málaga, al fondo pueblo blanco. Junio 2014.
A la Lola Roca de la planta psiquiátrica del Hospital de Móstoles. 

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