viernes, 4 de julio de 2014

Lola Roca XLV

Lola Roca vive en una casa sin esquinas, cerca de un robledal, fue valiente y así lo decidió.
Se permitió el cambio de ritmo, cambiando el gris por los verdes de ese valle. 
Lola Roca se hizo adicta a la vida, se dejó de otros vicios. 
Libre Lola Roca, vive sin reloj.
Lola Roca tiene un jardín con un cardo de casi dos metros, gorriones en su alacena y un avispero en la ducha.
Lola Roca duerme las siestas bajo una higuera en verano y en invierno bajo una capa de lana . Así, Lola Roca o mira al cielo o a su techo circense antes de dormirse. Lola Roca descansa muy bien, por eso, sólo se acuerda de lo que sueña despierta.
A Lola Roca se le ve por debajo de la camiseta el corazón a punto de estallar cuando está sumergida en bandas sonoras y atardeceres.
Piensa que tanta hermosura acabará con ella pronto, pero se equivoca, la alegría cuanto más se cultiva más se arraiga.
Lola Roca siembra felicidad en las matas de su huerta, con mimo y amor. Todo se le cría.
Lola Roca lleva una forma de vida tan poética que el ritmo de sus pasos, casi, son versos, porque siente intenso con todos sus sentidos abiertos.
Lola Roca es de respirar hondo y dar las gracias.
Ella es toda permeable a los dones que puedan insertársele por cualquiera de sus ventanas. 
Ella es una sibarita de las cosas ricas, de los besos dulces y de los abrazos que dejan poso.
A veces, reflexiona sobre si se puede separar la música del amor, ella es pura percusión, tres por cuatro, toda corazón.

Lola Roca ha vislumbrado los primeros brotes de unas alas, todo indica que pueden ser de hada, ojalá siga investigando mucho esa espalda.
Chopera,Laguna Grande de El Tobar, Cuenca, junio 2014.


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