jueves, 16 de abril de 2015

Lola Roca LXXV

Lola Roca se dio cuenta hace poco de que está rodeada de amor fraterno, de ese que te prepara la comida los días de resaca, o igual te abofetea para que te hagas valer o te presta ropa los días que te sientes fea. Por eso, está desechando los atisbos de cualquier depresión, porque la gente que la quiere no se lo merece.
Cuando le duele el puente por el que dio sus primeros pasos o el puente de sus pies, a veces, abusa de los ibuprofenos, pero sigue saliendo a dar paseos.
Lola Roca anda por el centro de su ciudad adoptiva repasando las huellas que le dejó su pueblo natal.
Lola Roca dudando que ser de mayor está descubriéndose nuevas vocaciones.
Es una blanca flor de perfil, del derecho, del revés, por derecho y por deber. Emprendedora de raíz, brota por estaciones cuando entona canciones.
Lola Roca lee memoria histórica de su corazón, de su pueblo y de su país, que le ayuda a descifrase.
Lola Roca ha vuelto a estudiar económicas y ya no economiza abrazos ni paciencia en su trabajo temporal.
Lola Roca está aprendiendo más fuera que dentro de la universidad.
Lola Roca es primavera, como las pecas de fresa que adornan sus mejillas.
Lola Roca como el agua de abril, vitaliza donde pasa, enamoran sus ojos sin darse cuenta.
Lola Roca sueña con emigrar a islas de nombre raro llevando en micros-abiertos minifaldas, palmas y compás.
Mirador de Gibralfaro, Málaga, la Bella, marzo 2015.

A mi Pepita, por muchos más eventos, cuadernos azules y ratos de tu mano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario