viernes, 5 de diciembre de 2014

Lola Roca LXIII

Lola Roca prefiere que le digan las cosas feas a los piropos porque es de las que busca las verdades a la cara. 

Ella tiene la cara dura casi tan fuerte como su sentido del humor.

Con su calvicie por la quimio, su cojera, su anemia, su síndrome de inmunodeficiencia y pasando la cuarentena Lola Roca recibe whatsapp de hombres que se siguen despertando cachondos de la siesta pensando en ella.

Lola Roca no se define como transexual, se autodenomina como travesti.

Si prestas un poco de atención, te hará entender su particular diferenciación entre transformista, travesti y transexual, mientras gesticula con sus delicadas manos.

Lola Roca puede mear de pie, no fue hasta el final con todo el proceso de cambio de sexo. Así que no la llames trans porque no lo entenderá, aunque Lola Roca no haya hecho otra cosa que transgredir normas y fronteras durante toda su vida.

Lola Roca nunca había visto tanto dinero junto, eso recuerda de su primera vez: fue su primer cliente y su primera macro-inversión en drogas.  Acceso fácil a cocaína, crack, rica clientela y piradas de cabeza…

Lola Roca se asustó cuando fue a llamar a su madre y había olvidado el número de su casa. Entonces Lola Roca se encerró en casa de una amiga y pasó el mono como una sarna de perro.

Limpia, a Lola Roca el enamorarse y el sin condón se le hicieron uno en esa relación de cuatro paredes. Apareció el SIDA. Él se fue. Se cayeron esos muros, que resulta que eran paredes muy endebles.

Ahora Lola Roca se recupera, internalizada e internalizando, recordando con nostalgia las noches locas en gallineros italianos, los amaneceres y las empalmadas puesta hasta bandera, los shows,etc… esperando que le crezca el pelo. 

Berlín, Alemania, febrero 2014.

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