lunes, 26 de agosto de 2013

Lola Roca VI

Dice un proverbio que la fe mueve montañas.
En el caso de Lola Roca la suya, su fe, la movió de sus montañas.
Lola Roca se crió en un pueblo salvaje, rasgado, verde y titánicamente pobre. Como no tenía nada a lo que aferrarse se agarró a su fe y ella le correspondió cubriendo sus necesidades básicas de alimentación, salubridad, higiene y techo.
 Así, seducida por no tener que volver a pasar necesidades, de su fe hizo su profesión. Lola Roca no tuvo que volver a preocuparse  por el hambre propia, en teoría sí de la ajena.
Lola Roca es una mujer adulta lejos de sus hermanas biológicas,  de su pueblo, de su miseria natal y de sus montañas. No admite su nostalgia aunque se le escapa por los ojos.
En todos estos años ha tenido crisis que no admitiría ni ante ella misma.
En el fondo de su ser, sigue recriminándose el tener que echar de menos todos los días el violeta verdoso de sus montañas…que algún día volverá a ver…si su Dios quiere.
Lola Roca se recoloca el hábito.

A esa monja nicaragüense que compartió autobús conmigo.

El Tobar, Cuenca.

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