Lola Roca tiende sus intimidades en azoteas
blindadas por gaviotas, campanas y pisto recalentado los domingos, con sus
amigas, a la hora de comer.
A Lola Roca le cuentan muchas historias, en todas
partes y en cualquier momento, pero al sol ella escucha mejor.
Lola Roca tiene en la memoria renglones torcidos,
frases inacabas, oraciones transitivas, párrafos alineados y sonetos
descompasados.
Lola Roca tiene unas ganas de aprender que no puede
con ellas.
Es de las que suele aburrirse en clase porque con
tanta letra en su cabeza se siente descompasada con la metodología docente del
copiar-pegar.
Lola Roca se evade buscando estímulos, a veces los
encuentra y a veces vuelve de su particular viaje aún más aburrida...
A Lola Roca los más de lo mismo siempre la han
frustrado.
Su mejor amiga le contó un día revolucionario que
enamorarse suena a ópera, pero Lola Roca nunca ha mudado de piel a escala
musical.
Nunca se le ha metido una clave de sol en su
interior, aunque ha sentido el amor como música de fondo. También ha tenido días
de vivir con banda sonora, pero jamás fue ópera.
Lola Roca busca darle música a tanto escrito mental
como tiene en la cabeza, cada día más consciente de que la música clásica
reside sólo en ella misma.
Lola Roca relativiza conceptos. Se está entonando “buscando
el verso”*.
*“Estoy buscando el
verso que me ayude a salir del olvido” Rapsusklei, Cuando caiga la noche: https://www.youtube.com/watch?v=zv0hy1bn7nA
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