Lola Roca no recuerda la última vez que se consiguió dormir de forma natural.
Tiene un despertador con cuerda ininterrumpida dentro de su cabeza, que no la deja descansar sino es a base de pastillas que bajan de volumen ese tic-tac.
Su trayectoria de farmacia y barbitúricos empezó un día cualquiera, en el que Lola Roca no pensaba que iba a recibir esa llamada. A Lola Roca se le doblaron las rodillas al colgar el teléfono e inmediantamente supo que, a partir de ahí, tendría un gran problema para volver a ponerse recta, y también para poder dormir.
Han sido muchos años de dedicación absoluta al Prozac, Transilium, ansiolíticos y demás derivados de las benzodiazepinas. Tantos, que en ese día a día aletargado se le fueron las hojas del calendario, las aspiraciones personales, las relaciones sociales, etcétera.
A veces Lola Roca parpadea a la realidad y no sabe que hacer. Vuelve ese segundero suyo a sonar.
Se siente derrotada. Está fundida sobre una plancha que ya esta fría.
Sabe que otra pastilla no es la solución pero es lo único que tiene a mano, una noche más...
Lola Roca no tiene ni fuerzas para imaginarse un mañana...tal vez no le haga falta... se lleva la caja entera de pastillas a la cama.
Tic-tac.
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