Lola Roca supo lo que era un velatorio demasiado pronto.
Lola Roca se quedó huérfana de madre, sin entender nada. Era
tan pequeña como para que no se le explicasen las cosas pero tan mayor como
para poder hilarlas sola.
Lola Roca lloraba sola para poder hacer sonreír a su hermana
pequeña.
Lola Roca despotricaba sola para poder fregar los platos
sucios de su hermano mayor y recoger los platos rotos de su padre.
Toda esa
rabia acumulada en la infancia se le asoma de vez en cuando por sus mejillas.
Pero enfadarse sólo se enfadaba inconscientemente con su madre por haberse ido.
Lola Roca así creció, la vida le puso otra madre en el
camino que vio sus solitarias lágrimas y besó sus ojos.
Lola Roca hoy, aquí y ahora, es una mujer hecha y derecha,
fuerte y sensible, derrocha amor en su mirada.
A veces, se le hace un nudo en la garganta viendo una urraca o mirando el embalse donde da su ventana. Lola Roca ya sabe que llorar
no es malo y que su madre nunca ha dejado de acompañarla.
Lola Roca puede sentir que allá donde esté está orgullosa de
cómo avanza por la vida, con la cabeza despeinada y muy bien amueblada.
Preciosa Lola Roca, como todas...me encantan. Felicidades.
ResponderEliminarFuerte esta Lolita
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