Lola Roca durante toda la vida fue educada para alcanzar una falacia, fue educada para "ser normal"... Cuando todxs se dieron cuenta de que eso no iba a pasar, por fin, la dejaron en paz.
Cuando Lola Roca descubrió toda la mediocridad que envuelve a la palabra "normal", salió corriendo hasta la playa.
Lola Roca dedicó, también mucho tiempo a buscar esa Fé que en casa le metían con embudo y cartabón, terminó su búsqueda cagándose en Dios.
Su diario bien podría titularse "Memorias y Demonios".
Lola Roca es sorda de nacimiento, cyborg por operación y atea por Nietzsche.
Lola Roca busca su manada, va autofraguando su identidad. Identidad disruptiva con la "normalidad" que a base de horas infantes de logopeda la tuvieron coaccionada.
Con días lectivos de más de nueve horas entre lengua, conocimiento del medio, mates y sesiones infinitas de palabras complementadas, Lola Roca creció.
Ella creció esforzándose por oír un mundo que no la escuchaba.
Adolescencia, "El grito de la gaviota", lengua de signos, escritura-catarsis, la pintura,... válvulas de escape a tanta soledad que
la dejaban recrearse en su propio ruido.
Lola Roca sale sin pilas en el implante coclear a la calle para gozar mirando el mar.
Disfruta de su identitaria percepción.
Lola Roca sorda, revolucionaria de vainilla*, valiente, adulta e independiente.
*Referencia a "El grito de la gaviota" de Emmanuelle Laborit
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