viernes, 17 de enero de 2014

Lola Roca XXIII



Lola Roca se debate entre el bien y el mal. 
Decisiones a todas horas, a cada instante, con cada respiración: izquierda o derecha, abrochado o abierto, arriba o abajo, abrir o cerrar, correr o esperar,…
Intenta descifrar mensajes contradictorios continuamente. 
Es tan sólo el principio de lo que la vida le depara en este despertar hormonal que Lola Roca está experimentando.
                Lola Roca tiene 11 años y una curiosidad pasmosa que plasma en todo lo que hace. ¿Cómo no? Tiene el mundo por investigar.
Lola Roca vive con su familia… a veces ejemplos de lo que no quiere ser de mayor. 
Alguna noche Lola Roca se duerme entre gritos que retumban su somier. Otras noches se duerme sin saber dónde está su madre, sospechando que al día siguiente será otro domingo de ojeras y  resaca materna.
Lola Roca tiene dos mamás, la biológica juerguista madre precoz, ya treintañera, y la abuela-mamá. Las dos mamás de Lola Roca discuten mucho.
También convive con un hijo de la abuela, que también discute con su mamá biológica pero que a Lola Roca no le ha hecho mucho caso nunca.
La cuarta figura adulta de Lola Roca es el hombre de sus ojos, si Electra levantara la cabeza sin duda se haría amiga de Lola Roca, su padre-abuelo abuelo-padre, el que más le da e inculca fe en la humanidad y alimenta su curiosidad.
Lola Roca con el mundo indescifrable tras su ventana se frota los ojos y sube la persiana a su pubertad.
Málaga, la Bella, día nublado, Enero 2014

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