Lola Roca ve puntos amarillos y morados casi siempre antes
de desmayarse. Otras veces ve caer gotas de plata. Se ha acostumbrado, detecta
los síntomas fácilmente.
Sus tripas suenan enfurecidas porque es una niña de catorce
años y lleva unas dieciséis horas con tan sólo un sándwich de pan integral y pavo light como único alimento.
Desde que no tiene
cuidadora por las tardes y no se queda al comedor escolar Lola Roca funciona así,
intentando vivir del aire.
Hay días, incluso, que logra escaquearse también de la cena.
En su casa, Lola Roca, está sola para desayunar, comer y merendar por eso, sus
padres tampoco ven loable obligarla a sentarse a la mesa para cenar.
Como está
dando el estirón justifican que su niña rechoncha haya desaparecido para
siempre.
Como está entrando en esa difícil edad justifican que su nena
bonachona esté tan irascible.
Lola Roca sigue sacando muy buenas notas y las lipotimias se
han insertado en su día a día de una manera muy natural. Este binomio
disciplina-hambre es el plan estricto de Lola Roca pero es el
tercer mareo en clase en lo que va de mes, su tutora va a llamar a casa.
Son demasiados
puntos y gotas de plata…
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