Hace viento, lo sabe porque se le está consumiendo muy rápido.
La taquicardia no se va, igual que el amarillo de sus dedos, todo eso está ahí para quedarse. Sucias las manos, alterado el pecho, pelo revuelto...Lola Roca al viento.
Lola Roca está tan delgada y se siente tan cansada que podría evaporarse en cualquier momento.
Desaparecer, desintegrarse, dejarse al viento,... eso le encantaría, pero no va a suceder.
No va a pasar.
Lola Roca casi se quema el labio con la chusta.
Recuerda, como quien recuerda el primer capítulo de su serie favorita, cuando empezó a consumir.
Otros tiempos, otra sonrisa, otro lustre, otras amistades, otros andares, otros dientes,...
Otros ritmos con los que encarar el día a día.
Lola Roca recuerda que bailaba, se reía a carcajadas, consumía, volaba y se deslizada por la vida casi a horcajadas...
Así era antes de que se instalara en ella la eterna taquicardia.
Lola Roca dio el paso, del trote al galope.
Cayó para no hacer por levantarse, porque en el fondo sigue siendo baile, porque sino, no seguiría soportando lo que soporta.
Lola Roca tuvo que dar muchos pasos y tumbos para intentar desculpabilizarse.
A ratos cree que lo consigue.
Ahora, por lo menos, sólo espera evaporarse hasta el filtro, como los cigarros que se fuma con el viento.
Málaga Centro, Abril 2014. |
El viento...como decía Archer, emisario de los gorgonitas.
ResponderEliminarPongo en lista volver a ver esa peli con palomitas de por medio!
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