Lola Roca está desconcertada, aturdida y estresada.
No tiene pilas de repuesto, aprieta la mandíbula.
Lola Roca desde los 8 años sufre de bruxismo, se está
destrozando las muelas de tanta tensión como acumula, ella siempre está
apretando los dientes.
Lola Roca está sola, aislada en su silencio, porque nadie habla su idioma.
Su audífono no funciona desde hace 30 minutos, la pila de
repuesto se ha perdido y debido a los recortes no tiene intérprete de
lengua de signos en esta asignatura.
La profesora habla escribiendo en la pizarra, con lo cual
adiós a la posibilidad de enterarse de algo leyéndole los labios.
Lola Roca garabatea en su pupitre frustración y rencor hacia
el mundo oyente desconsiderado, precario y excluyente.
Lola Roca traga saliva y aprieta aún más los labios cabeza
abajo.
Le gustaría hacerse transparente para poder salir corriendo
de la clase, pero Lola Roca es valiente.
Lola Roca vuelve a erguirse en su pupitre y a mirar a la
pizarra.
Tiene que forzarse una vez más, el ir creciendo como sorda la
ha dotado de una tenacidad absoluta ante las adversidades del no entendimiento.
Lola Roca ya tiene recursos, se ve con tablas, empieza a
tomar apuntes guardando su rencor en
una página más.
Abre la boca y respira hondo. La crisis, los recortes, la exclusión, la Ley Wert,... no la harán agachar la cabeza sin luchar por volver a levantarla.
¡¡¡Cuánto podemos aprender de Lola Roca!!!
ResponderEliminarEducación pública!!!!!
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