miércoles, 22 de junio de 2016

Lola Roca XCVIII

Lola Roca es demasiado madura para su edad casi desde que tiene uso de razón.
Y ella es de las que usan la razón mucho, tal vez demasiado.
Tal vez por eso se siente siempre tan cansada, porque es un alma vieja con sus veintipocos años.
Como con cualquier abuso, abusar de la razón pasa factura porque las emociones y los sentimientos también buscan su sitio, por mucho que se quieran encerrar al fondo del pasillo.
Lola Roca lo ha probado casi todo, speed, cocaína,alcohol, las anfetas, los porros, el eme,...se ha metido de todo, pero lo que necesita es una dosis de amor propio.
Lo ha mezclado todo, hasta los intentos autolíticos con la autocompasión.
Por mucho que se meta de todo, siempre sale con más odio.
Lola Roca a veces se siente yonki del dolor, porque ante tanto desconsuelo, sólo la soledad sigue siendo quien la espera en todo bajón, en toda resaca... peor que el síndrome de abstinencia es tanta incomprensión.
Lola Roca ha aprendido que el suicidio no es la solución efímera transitoria a su desazón y sigue razonando. Sigue razonando porque su cerebro no para por mucho tiempo que dedique a su autodestrucción.
Lola Roca a veces siente que está en un cuerpo sin alma, otras siente que vive debajo de agua turbia.
La depresión es un grillete ensortijado que arrastra cuesta arriba.
Lola Roca está obligada a seguir manteniendo la respiración, a salir a flote, a avanzar sin lastres y a autoreconciliarse.

Gibralfaro, Málaga, mayo 2016.
Con mucho amor a todas las que sobrevivimos y salimos de debajo del agua.
Feminismo y agua salada.

martes, 7 de junio de 2016

Lola Roca XCVII

Lola Roca aunque biológicamente tenga mucha más edad de la que aparenta, realmente nunca ha salido de los diez años.
Igual que nunca ha salido de su ciudad natal al volver del internado.
Lola Roca fue criada en esa época en la que todas las niñas con cualquier tipo de diversidad funcional eran enviadas a un colegio de monjas.
Así, Lola Roca aprendió a leer la letra que con sangre entra.
A Lola Roca no le vino la regla hasta los 23 años y aunque ya anda menopáusica pérdida, aún cuenta con dolor como una monja la llamaba "machorra" por no haberse desarrollado cuando el resto de compañeras ya tenían su regla, como dios manda.
Tras su etapa en el internado volvió a su casa, pero ya nada era igual a como lo dejó: sus hermanas se marcharon para sólo venir en Navidad y Semana Santa y cuando su madre y su padre se marcharon para no volver, sus hermanas empezaron a dejarla sola las fiestas de guardar.
Antes incluso de sentirse tan sola, Lola Roca empezó a hacer lo que no le habían dejado hacer de pequeña: empezó a jugar con muñecas y a ver dibujos animados a todas horas.
Quien no la conozca sólo verá un síndrome de Diógenes mal gestionado, pero, en verdad, Lola Roca se pasa el día jugando.
Está siendo en la vejez la niña juguetona que no la dejaron ser.
Baños del Carmen, Málaga, junio 2016.