Lola Roca es una incomprendida.
Rebelde sin causa, la
llaman, pero realmente, le sobran los motivos para desobedecer.
Raro es el día
que no escucha “cosas de la edad/es una etapa difícil/ya lo comprenderás/…”
ella lleva viviendo toda una vida difícil o su etapa es muy larga o la
dificultad no la dejará con los cambios de estación.
Lola Roca se salta las normas para hacerse respetar.
No
es casualidad que en su barrio fuese una de las primeras en empezar a fumar…ganas
de hacerse notar, esas pintas que lleva, es todo un ejemplar, la mala
influencia, la amiga que no quieres que tu hija invite a merendar… A Lola Roca
no le molesta, incluso le llega a gustar.
No es afán de provocar, es sentirse
valorada aunque sea para mal, alguien la hace caso aunque sea sólo por
criticar.
Son las 00’30 de la noche de un martes laboral cuando Lola
Roca sale de casa de un portazo. Lleva en el bolso tabaco, china, papel,
mechero, fracaso escolar, móvil con whatsapp sin saldo, las llaves de la casa y dos recetas de ansiolíticos que su madre le manda a estas horas a
buscar. Sólo sabiendo esto, se explica cómo y porqué le cuesta tanto madrugar,
no había farmacias de guardia hasta lejos y más allá.
Mañana en el instituto Lola Roca se encargará de contar que
estuvo trapicheando con “pastis” hasta casi las dos de la madrugada.
Lo que no
confesará es que otra vez tuvo que acostar a su hermano pequeño tras bañarle y
darle de cenar,… ni que su madre cada día está más lenta y le
cuesta casi hablar…ni que su padre la sigue sin llamar.
Árbol para abrazar del Parque natural de las Torres del Paine, Patagonia chilena, enero 2015. |